PASEOS POR MADRID

"El que no pasa por la calle de la Pasa no se casa", reza un dicho popular, refiriéndose a esta calle estrecha.

En el número 3 de esta misma calle se encontraba en el siglo XVIII el Palacio Arzobispal, construido para la residencia de los arzobispos de Toledo en su paso por Madrid.

A este edificio acudían todas las parejas que querían comenzar los trámites para casarse por la iglesia. Recordemos que antes no existía el matrimonio por lo civil.

Por esta razón, se decía que todo el que pasase por dicha calle se casaría.

Pero este no es el único dicho popular que había sobre esta calle, ya que una vez realizado lo tramites, la pareja tenía que pasar por un arco que también aquí se encontraba, y por ello se decía: "Ya se han casado y por el arco han pasado".

Hoy ese arco ya no existe, ya que se derribo a mediados del siglo pasado. Pero una foto que adjunto nos da la oportunidad de ver cómo era…

El arzobispado se trasladó posteriormente a la calle Bailén y los madrileños, lejos de acabar con el dicho popular, lo reformularon: ‘el que no pase por la Calle Bailén, no se casará bien’.

¿Por qué se llama Calle de La Pasa?

El nombre viene de la costumbre que tenía el cardenal infante don Luis de Borbón -que residía en el Palacio Arzobispal- de repartir pasas diariamente a los mendigos que merodeaban por los alrededores de la vicaría.

Antiguo arco de la calle de la Pasa.

De hecho, muy cerca de ésta se encuentra el Pasadizo del Panecillo, una callejuela en la que el mismo arzobispo repartía panecillos, también todos los días.

Eso sí, con una condición obligatoria, de que antes debían de escuchar misa.

Lo que no conto Don Luis, es que los mendigos comenzaron a frecuentar este barrio castizo, y a cada vez con mayor número. Hasta el punto que llego a ver más mendigos que pasas y panecillos disponibles.

Esto llevo a que en este lugar se empezara a producir grandes disturbios y peleas por conseguir un lugar en la cola para recibir estos alimentos.

Este lugar se convirtió en uno de los lugares más peligrosos de la ciudad, incluso cuentan las historias populares, que un rey de España fue asaltado en esta calle en una noche en la que iba de incognito, "a saber usted a que…".

Lo cierto es que de repente, esta calle amaneció con dos rejas como las que hoy podemos comprobar, condenada a que nadie pasara por ella.

Solo puede ser de nuevo abierta por un indulto real. En 1829 fue el año en que fue condenada esta calle.

El cardenal infante don Luis de Borbón.

Calle del Panecillo por la calle de la Pasa.

Calle del Panecillo por la calle de San Justo.

SEGUIMOS NUESTRO PASEO AHORA HABLANDO DE LA PLAZA DE CONDE DE BARAJAS....

¿Quién era el Conde de Barajas?

Antes de contestar esta pregunta tenemos que hablar de una familia que venía de Aragón. La familia de los Zapata.

EL primer Zapata que vino a la villa de Madrid, fue don Ruy Sánchez de Zapata. Nació alrededor del año 1360 y siendo a apenas un crío, creció junto a la hija del rey Pedro IV, Leonor. La infanta se casó en 1375 con el que llegaría a ser el rey Juan I.

Al parecer el joven Ruy llegó a Castilla con el cortejo de doña Leonor. Con el tiempo llego a ser Copero Mayor de Enrique III (hijo de los mencionados Juan I de Castilla y de Leonor de Aragón), uno de los monarcas castellanos que mostró más aprecio por la Villa, de hecho vivió largas temporadas en ella y realizó obras en el Alcázar con el fin de acondicionarlo como residencia real.

Pero antes de seguir con la vida de Ruy de Zapata, tenemos que hacer un inciso que dará sentido al nombre de esta plaza.

Por aquel entonces, también vivía un noble castellano llamado don Diego Hurtado de Mendoza cuya familia había obtenido los Señoríos de Barajas y la Alameda de Osuna unos años antes.

El poderoso don Diego se casó dos veces y, además, tuvo una amante, su prima Mencía González de Ayala, a la que, a su muerte en 1404, legó los señoríos, y el Castillo.

Dos años después Ruy se casó con Mencía, quien desgraciadamente murió pocos años después. Él heredó su fortuna y los señoríos de las antiguas aldeas de Barajas y La Alameda, que ella había entregado como dote.

Así fue cómo el Castillo pasó de los Mendoza a los Zapata.

Plaza de Barajas ya existiente en el plano de Texeira.

Cuando Ruy quedó viudo contaba más de 50 años, sin descendencia, por lo que al poco tiempo se concertó una nueva boda con la joven Constanza de Aponte con la que tuvo tres hijos.

Además de correo real, don Ruy también llego a desempeñar cargos como concejal de la villa, donde de esta manera cogió poder en Madrid. Ello le sirvió a Don Ruy para elegir un buen lugar para establecerse, cerca de la Puerta más importante, la de Guadalajara, principal salida de Madrid, junto a la plaza de San Salvador, hoy plaza de la Villa, lugar de mercado y de reunión del Concejo.

Aquí al abrigo de la muralla, en 1430 construyó Ruy Sánchez Zapata su palacio.

Ese mismo año Ruy y su segunda esposa Constanza fundaron una capilla junto a la cercana iglesia de San Miguel de los Octoes, muy lujosa y con un rico artesonado según los cronistas de la época.

Parece ser que Ruy Sánchez Zapata se le apodo “el Viejo” porque fue un hombre longevo para la época, vivió al menos 75 años.

Su hijo primogénito, Ruy Sánchez Zapata “El Mozo”, heredó su cargo de Copero de Juan II y los Señoríos.

En 1572 Felipe II otorgó el título de Conde de Barajas a su descendiente Francisco Zapata y Cisneros.

Los Zapata, llegaron a ser dueños de gran parte de las casas de la zona, con el tiempo darían nombre a esta plaza, que ya aparece así representada en el plano de Texeira.

Como vemos toda una historia digna de una novela. De cómo un simple muchacho pobre, se convirtió en todo un noble rico poderoso, dentro de esta villa de Madrid.

Breve paseo por los lugares de esta plaza.

De aquellos tiempos medievales apenas queda solo el recuerdo de la vida de don Ruy y sus ricos descendientes.

Pero hoy día la plaza es una de las más bonitas, y su arquitectura nos ofrece un bello paseo por la historia de Madrid.

En el nº 1, sobre el antiguo Palacio de los Zapata, se encuentra el que fuera Palacio de la Secretaría de la Santa Cruzada. Construido en 1888 por Gabriel Abreu según proyecto de Francisco de Cubas y González-Montes, marqués de Cubas.

En el palacio de los condes de Barajas vivió el célebre Barón de Ripperdá, curioso e intrigante personaje que tuvo mucha influencia en el reinado de Felipe V. Fue duque, luego ministro y valido de Felipe V, protagonizó una espectacular fuga del bienes guardado alcázar de Segovia y terminó sus días como converso musulmán en Marruecos.

Otro ilustre vecino fue Baldomero Espartero. Que fue rey de España durante 3 años (1840-1843), al salir Isabel II hacia Francia dejándole el marrón. Pero su reinado férreo le hizo también salir al exilio de Inglaterra hasta 1854 que volvió a España, siendo su vivienda, ahora de incognito, en este lugar.

Palacio de la Secretaría de la Santa Cruzada.

Barón de Ripperdá.

Baldomero Espartero

En el nº 2,  se encontraban las caballerizas de los condes de Barajas. Con el tiempo ha pasado a ser un edificio de viviendas, uno de los más antiguos de Madrid, pues su origen se remonta a los años 60 del siglo XVII, conservando las características sencillas típicas de la arquitectura del Siglo de Oro.

En los locales bajos de este inmueble, donde hoy encontramos un buen restaurante donde su especialidad es el calamar… por un tiempo estuvo un local, donde el piano era el rey.

Era un local cálido, de ambiente familiar e íntimo, cuya decoración de corte elitista, como muestra de ello eran unas “sufridas” lámparas de Tiffanies alumbraban el interior.

El local giraba en torno al mundo de la música y como ya hemos dicho, el intrumento principal era el piano. El más generoso de todo Madrid -al menos según sus dueños-, ya que la única condición para tocarlo era saberlo hacer (sin castings previos).

A la voz de “Si sabes, tócame”, muchos intrepidos músicos tenian la oportunidad de demostrar su valia artistica. Y se dice que algunos en verdad no lo hacian nada mal.

Además de escuchar música, también era unos de los pocos lugares de Madrid donde se comía originaria carne de cove y de gacela. Auténticas y caras delicatessens.

También tenían deliciosas ensaladas que respiraban clase y aunque a los postres no eran su fuerte la tarta de manzana y el tiramisú, parecía que tenían fama.

Número 2. Plaza condes de Barajas.

Antigua entrada donde el rey era el piano.

En el nº3, siempre se han sido viviendas de particulares. Fue construido en los comienzos del siglo XX,  y entre sus ilustres vecinos encontramos a la filósofa María Zambrano  que vivio aqui, desde 1931 hasta 1936, como así lo recuerda una placa.

María Zambrano.

FEDERAL CAFÉ. AIRES DE AUSTRALIA EN EL CENTRO DE MADRID

En los bajos de este inmueble del número 3, encontramos un pequeño lugar lleno de tranquildad. Es Federal café.

Federal toma el nombre de una pequeña localidad en la carretera de Binna Burra, a medio camino entre Possum Creek y Goonengerry, en el norte de Nueva Gales del Sur, Australia.

En dicho lugar existe un sencillo pero acogedor "Brauch-Bar" (lugar de comidas y bebidas) denominado Federal Doma Café.

Possum Creek y Goonengerry, dos jóvenes australianos originarios de aquella zona, trabajaban como camarero y cocinero en este local australiano. Un día decidieron liarse a la aventura, y traer a Europa un estilo de comida y bebida típico de su país. Asi como el ambiente relajado y abierto que en lugares como este de Federal, se puede palpar.

Esto es lo que vemos en sus establecimientos que podemos encontrar en algunas ciudades de Europa y España, como Madrid.

Podemos encontrar desde crepés deliciosas ensaladas y sándwiches variados. Sin despreciar sus zumos, batidos, tes y cafés esplendidos.

Un lugar amplio, abierto y donde usar un portátil, o leer un libro mientras disfrutas de un Branch es su filosofía..

Federal Doma Café. (Binni Burra - Australia).

Interior de Ferdaral Doma Café.

Los nº 4 y 6 son obra de Valentín Roca Carbonell, del año 1910.

 

Una plaza dedicada al arte.

Desde los años 80 del siglo XX la plaza del Conde de Barajas se convirtió en la plaza de los pintores.

Está organizado por la Asociación de Pintores Taller Abierto, declarada de Interés Artístico Municipal, y está abierta para todos los pintores de Madrid que quieran ingresar en la misma, pasando una selección.

Esto recuerda un poco al barrio de los pintores en París. En Montmartre, que también tienen su pequeño lugar una serie de artistas, que explican, muestran y venden sus obras al público.

Como lo catalogo Eduardo Shell "El Montmartre madrileño del domingo".

Desde entonces todos los domingos por la mañana un colectivo de artistas exponen sus obras y alegran la antiquísima plazuela.

Es un placer recorrer los tenderetes y contemplar las pinturas, dibujos y acuarelas que nos ofrecen, disfrutar de la plaza, sus bares y su ambiente, y recordar su origen hace tantos siglos

Plaza de los pintores.

Pero esta plaza también tuvo su rincón artitistico dedicado al cine.

En el número 5, se encontraban los primeros estudios de cine sonoro que tuvo Madrid.

Desde 1935 se denominaron Cine Arte.

Con el tiempo Cine Arte dejo de ser unos estudios de cine, para solo centrar su actividad en el doblaje y en la grabación de mezclas de sonido para el cine, a través de con una costosa y avanzada tecnología digital para los medios de la época.

La plaza entera, por ejemplo, es el plató central de El vuelo de la paloma, de José Luis García Sánchez. Y El gran café de La colmena, la película basada en la novela de Cela, cupo también cabalmente en el viejo plató de la casa.

PUES SIGAMOS SUBIENDO POR LA CALLE DE LA PASA Y PASEMOS A OTRA PLAZA EMBLEMATICA. CONDE DE MIRANDA...

Esta plaza toma el título del Conde de Miranda ya que en ella se encontraba un palacete que era propiedad de un noble, llamado García de Cárdenas.

Dicho palacio se conocía en la Villa como la Casa de los Salvajes, por las dos impresionantes figuras de piedra que enlucían su entrada. Y que daban un aspecto un tanto temible a la casa.

Muchas madres de Madrid, para tratar de poner en vereda y atemorizar a sus hijos para que se portasen bien, les amenazaban diciéndoles que les “llevarían donde los salvajes”. Una amenaza lo suficiente eficaz para corregir el comportamiento de los traviesos infantes.

En Úbeda parece que tenía otra casa García de Cárdenas, y podemos ver un grabado de estos salvajes tal como lo había en el palacete de Madrid.

Hoy por desgracia dicha casa ya no podemos disfrutarla ya que desapareció durante el siglo XX.

Placa de los Salvajes (Palacio de Cardenas. Ubeda)

Una imagen bajo el carbón.

Lo más destacable de esta plaza es el Convento de las Jerónimas del Corpus Christi.

Este convento es conocido en la villa con un sobrenombre por una historia que ocurrio muy cerca de aqui.

La historia nos cuenta que unos niños que jugaban en la calle, portaban una imagen de la Virgen Inmaculada que el padre de uno de ellos encontró en una carboneria.

Fray José Canalejas, al darse cuenta de que era una imagen de la Virgen, se la compró a los niños por pocos reales y el lienzo fue acogido desde entonces en el convento del Corpus Christi. Desde la llegada de la obra al convento este sitio se le conocio popularmente como el convento de Las Carboneras.

Las monjas de este convento son monjas de clausura, y por lo tanto no se dejan ver. Pero a pesar de ello, se sustentan en parte a los célebres dulces que hacen. Los dulces de las monjas carboneras son conocidos en la capital como un manjar que merece la pena probar.

Llama la atención la forma en la que se consiguen estos dulces.

Al llamar al telefonillo del convento y pedir que se quiere comprar dulces, una de las monjas abrirá y dará desde allí las instrucciones para llegar hasta ellos, todo esto desde el anonimato. Al entrar y seguir las indicaciones, el goloso encontrará un torno del que sale otra voz preguntando por los dulces que va a querer llevarse. Tras dar el dinero, el torno obsequia al pagador con una caja de dulces. Desde 1978, en que las hermanas cambiaron la aguja por la repostería.

En un principio se dedicaron a hacer galletas, pastas de té. Pero poco a poco empezaron a ampliar el recetario. Ampliándolo a otras especialidades de dulce fama.

· Mantecados de Jerez.

· Nevaditos.

· Fray Escobas.

· Naranjines.

· Mantecados de Yema o Coco.

· Tocino de Cielo.

· Y polvorones únicos de este convento sólo en diciembre.

Simplemente comentar que el convento fue fundado en el siglo XVII por doña Beatriz Ramírez de Mendoza, condesa de Castelar ( su bisabuela era Beatriz de Galindo "La Latina" ). Aún hoy día, todos los días se oficia una misa en recuerdo de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán y, por doña Beatriz.

Iglesia de las Carboneras.

Las Biblias malditas.

Una última historia encierra esta plaza.

A mediados del Siglo XVIII se detuvo a una mujer perseguida por una macabra acusación.

Según parece esta señora se ganaba la vida vendiendo biblias, con las cubiertas forradas, a las cuales les asignaba unas propiedades milagrosas.

Según decía estos elaborados ejemplares tenían la propiedad de cumplir los deseos de aquellos que rezaban portándolas en sus manos, de ahí el elevado precio que exigía por ellas.

Las bondades de estas biblias pronto se hicieron conocidas en Madrid.

El problema es que no tardó en extenderse el rumor, por las calles de la Villa de que la piel con la que estaban forradas aquellas biblias… ¡procedían de niños muertos!

Cuerpos que, al parecer, aquella misma señora robaba de los cementerios aprovechando la complicidad de la noche y que luego usaba para este macabro propósito.

Por supuesto esto llego a oidos de la Santa Inquisición. Y podemos imaginarnos como termino el asunto.....

A CONTINUACIÓN GIRAMOS A LA DRECHA Y BAJAMOS POR LA CALLE DE PUÑONROSTRO.

Esta calle de nombre de evocaciones medievales llama poderosamente la atención.

En primer lugar, lo que nos viene a la cabeza es que el nombre que ha recibido la calle pudiera haberse debido a que en ella hubo una reyerta y alguno de los contendientes se llevó literalmente un “puño en el rostro”.

O por otro lado, la calle de Puñonrostro nos traslada a la época de las justas medievales, donde los caballeros se batían por el corazón de una bella dama.

Ni mucho menos tiene relación este nombre con la realidad a la que se refiere. El nombre le viene a la calle porque aquí se localizaba la vivienda del conde de Puñonrostro, don Juan Arias Dávila, allá por el siglo XVI.

Don Juan, además de ser señor de Torrejón de Velasco -donde aún se puede contemplar el castillo de su propiedad-, tenía bajo su señorío las tierras de la actual Alcobendas.

Allí mandaba con mano dura sobre sus habitantes, y tanto fue así que éstos decidieron huir para asentarse en torno a la ermita de San Sebastián, perteneciente al Concejo de Madrid y por tanto a terrenos reales.

Don Juan no puede soportar esta afrenta de sus súbditos y trató violentamente que todo volviera a la normalidad.

Sin embargo, algunos de sus súbditos huyeron, sabedores de que el rey Fernando el Católico andaba por aquellas tierras, y pidieron amparo real frente a su señor.

Fernando escuchó a su pueblo y decidió que Don Juan dejase libres a aquellos huidos para que se asentasen donde quisieran. Éste fue el origen del actual municipio de San Sebastián de los Reyes, llamado así en honor a los Reyes Católicos.

Y a todo esto, ¿por qué le fue dado a Arias Dávila el condado de Puñonrostro?

El condado se lo concedió Carlos I, en 1523, tras su apoyo en la defensa del Alcázar de Madrid y del castillo de Illescas frente a los sublevados comuneros castellanos.

Por último decir que antes de que el conde de Puñonrostro tuviese su residencia en esta calle. Esta casa era vivienda de Fernando del Pulgar, cronista del rey Fernando el Católico.

Pero al realizar los favores a Carlos I. Don Juan Arias, hizo que le expropiaran al pobre señor del Pulgar y se quedó con la casa.

Se comenta que fue en venganza por lo que el rey Fernando hizo con sus sirvientes de Alcobendas.

A CONTINUACION VEREMOS LAS HISTORIAS QUE NOS CUENTAN LA CALLE DE SAN JUSTO Y LA PLAZA DEL CORDÓN....